«Para ser misioneros, deben primero querer transformarse a sí mismos y aceptar vivir los nuevos patrones de la vida sobre la Tierra, que se basan en el amor al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza, así como a sí mismos y a Dios por sobre todas las cosas»(San José Castísimo: Mensaje de 27 de abril de 2016, transmitida a la Hermana Lucía de Jesús)

«Creo que finalmente entendí un poco el significado de la frase: «Solo el amor puede curar el dolor»«, reveló Marcela Pardini, participante de la Misión Brumadinho.

La Juventud Misionera por la Paz de Belo Horizonte (MG), grupo de servicio vinculado a la Campaña de la Juventud por la Paz, regresó a la región afectada por la ruptura de la represa en Brumadinho (MG). El 9 de marzo de 2019, aproximadamente 20 jóvenes participaron de una vivencia misionera, que contó con dos campos de actuación: visita a las familias afectadas por la tragedia y ayuda al Reino Animal.

Marcela, componente del equipo de atención familiar, al principio pensó: «¿Qué tengo para ofrecer a estas personas? No tengo conocimiento específico de psicología para abordar esta situación traumática postragedia. Sin embargo, a medida que ocurrían las conversaciones con las personas que sufrieron pérdidas de seres queridos, Marcela percibió que no necesitaba muchos recursos. Según la joven, «en aquellas circunstancias, lo que se puede hacer es abrir el corazón, pedir luz a Dios y ofrecer al prójimo lo mejor que el alma disponga en aquel momento».

El grupo que prestó servicio en la finca / hospital veterinario fue recibido calurosamente por los empleados. Allá existen tareas de todo tipo y les asignaron las siguientes: organización del depósito de raciones de los equinos y bovinos, baño de los perros, limpieza de los boxes y alimentación de los caballos en los establos.

«La experiencia está siendo productiva y gratificante. Es bueno ver que, en medio de tanta destrucción, se están generando mucho amor y dedicación al prójimo, tanto a las personas como a los animales», expresó el misionero Marco Túlio.

Fernanda de Sá resaltó el aprendizaje que adquirió por el trabajo grupal y comentó acerca del «olvido de sí»: «Vine para hacer la experiencia de salir de la rutina, de las preocupaciones de mi vida, y atender a otras vidas».

Todos los jóvenes de la misión viven en la ciudad, en un albergue  urbano. Ellos tuvieron la oportunidad de servir a los animales en una granja, en el área rural.

Daniel Dámaso, colaborador del Núcleo-Luz Sagrado Cielo, de Belo Horizonte, y miembro del Coral Juventud por la Paz de BH, participó por primera vez en una misión. Ayudó en la organización de la ración y compartió: «La lección personal que estoy llevando de aquí es que, cuando uno se dispone al servicio, quien más recibe ayuda es uno mismo».

Volviendo al comienzo, Marcela Pardini compartió el testimonio de una señora que perdió al nieto en el desastre. Ella contó un poco de su vida: experiencias, tristezas y angustias, llorando y desahogando. Pero la abuela estaba tan abierta, amorosa y feliz por la presencia del grupo que, en un momento dado, se detuvo, miró directamente a Marcela y le dijo: «¡Me siento amada y acogida!». Los sentimientos de amor y amparo, refugio, cobijo, eran recíprocos y verdaderos entre el equipo de misioneros visitantes y la señora.

Al término de las actividades, hubo una oración de clausura. El personal de la finca-hospital veterinario, ante las grandes necesidades del lugar, comentó que la continuidad de la actuación de los misioneros es muy necesaria. En ese sentido, la Juventud Misionera por la Paz, con el apoyo de la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional, está dispuesta a mantener un ritmo regular de trabajo en la Misión en Brumadinho.

Más informaciones:

www.juventudepelapaz.org

WhatsApp: +55 (31) 99140-2050 o +55 (31) 99384-9872