Con la crisis humanitaria en Venezuela, la cantidad de refugiados que entran en Brasil a través de Roraima está creciendo, ya son millares. El gobierno brasileño creó la Operación Acogida para hacer frente a los desafíos surgidos. En Roraima, el General Barros, comandante de la Fuerza de Tarea Logística Humanitaria – Operación Acogida, valora la participación de la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional (FFHI) como sociedad para lidiar con la situación.

El General fue designado para esa función en el inicio del 2020 y en este corto tiempo ya formó su opinión: «sobre la relación que tengo con la Fraternidade – Humanitaria (FFHI), yo digo: confianza. Confío no por el curriculum de la organización, si no por lo que vi de las personas involucradas. De la confianza viene la unión. Detrás de mí hay varios soldados, y detrás de cada soldado hay varios compañeros, como la Fraternidade – Humanitaria (FFHI). Tenemos que reclutar un batallón invisible que quede detrás de toda esta estructura que está trabajando».

La Fraternidade – Humanitaria (FFHI) ofrece a sus asociados, como el Ejército Brasileño mediante la Operación Acogida y ACNUR (Agencia de la ONU para refugiados), una colaboración diferenciada, especialmente en la gestión de personas, en la vida diaria de los refugios. Ella viene a traer, para la eficiencia operacional y el profesionalismo de las otras organizaciones, el toque humano, el arte, la convivencia. Estos profesionales pueden, mediante la Fraternidade – Humanitaria (FFHI), entrar en contacto con una forma diferente de actuación humana.

El lenguaje directo, receptivo y afectivo a la persona acogida, la apertura, la disposición para compartir, para resolver los problemas, todo eso contagia el clima de los refugios. Es visible para todos, porque no es algo que se basa en teorías, es simple. Un lenguaje accesible a cualquier persona. Los misioneros de la Fraternidade – Humanitaria (FFHI) juegan con los niños, hacen arte, incentivan prácticas deportivas, atienden a los adultos, crean proyectos para resolver necesidades básicas, conversan, incentivan eventos. Por eso, su trabajo es conocido por las entidades asociadas, porque se crea en los refugios una sinergia entre las organizaciones que funcionan en conjunto, cada una con su competencia específica, pero todos uniéndose para acoger a los refugiados que necesitan ayuda.