Hoy 26 de junio, fecha elegida por las Naciones Unidas (ONU) como el Día Internacional de la Lucha contra las Drogas, hablaremos de las actividades que se llevan a cabo en los albergues para tal fin.
En un contexto diferente al de su origen, los indígenas Warao se encuentran en el albergue Janokoida que fue creado en 2017 para recibirlos en la frontera con Venezuela, en Pacaraima – Roraima. Recrear prácticas que formaban parte de su vida cotidiana en las comunidades donde vivían se volvió un desafío que la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI) percibió que debía asumir, ya que lo que parecía ser un refugio temporal para migrantes se transformó en una comunidad relativamente estable y permanente, motivado por la falta de perspectiva de este pueblo de regresar a su nación.
Elaboración de artesanías, medicina tradicional indígena, recolección y corte de leña para cocinar alimentos típicos, fueron algunas de las actividades previas preservadas en el albergue. Estas actividades, además de salvaguardar su cultura y tradiciones, también incentivan la ocupación del tiempo de los acogidos, especialmente de los jóvenes, para evitar incurrir en el consumo de alcohol y drogas que la ociosidad y la falta de perspectiva de una nueva vida en un país extranjero, con otro idioma, podría incitarlos.
Los misioneros de la Fraternidad – Humanitaria (FFHI), administradora del refugio, señalaron que el fútbol y el voleibol eran muy bien practicados por niños y jóvenes de ambos sexos, por lo que fomentaron la práctica de estos deportes en los refugios.
En este año, 2020, los propios refugiados crearon el Comité de Deportes en el albergue, que comenzó a organizar torneos, campeonatos y a estructurar la práctica del fútbol y voleibol, contribuyendo a paliar el período de aislamiento social impuesto por las autoridades sanitarias como prevención de propagación de la pandemia de coronavirus.
Ronnie, miembro del comité, comentó; “Después de dos años en el refugio estoy observando un cambio en algunos jóvenes que no estaban interesados en jugar porque no tenían inclinación y porque no había incentivo para hacer deporte en el refugio. Ahora organizamos campeonatos para chicos y chicas y siempre estamos con actitud positiva de seguir adelante”.
El emprendimiento está teniendo éxito. A lo largo de los meses fueron surgiendo varios equipos con nombres, uniformes y «madrinas» que representan a cada equipo en hermosas presentaciones al inicio de los torneos. Jesús Ángeles, también del Comité, informa: “Esta práctica ha traído un cambio para niños y adultos, ya que los padres están interesados en verlos jugar. Nuestro trabajo como Comité Deportivo es decir no a las drogas y mantenerlos activos en el deporte en todo momento».
Todos empezaron a hacer un esfuerzo en los entrenamientos y a participar activamente de los eventos, lo que hizo reflexionar a los participantes para construir un reglamento de buenas prácticas, valores y pautas a seguir, que lograra que todos adhirieran a un juego limpio y sin violencia que incidió en el comportamiento de los niños y jóvenes en cuanto al respeto a las normas y al compañerismo.
El profesor Norberio, que completa la formación del Comité, dice: “Siempre estamos buscando el fortalecimiento de la educación a través del deporte y vemos buenos resultados en niños y adolescentes, pues cumplen con el reglamento, hacen ejercicio físico y esto es muy bueno porque muchos adolescentes se estaban desviando al camino de las drogas. Desde que comenzaron las actividades deportivas, no hemos visto a los jóvenes indígenas Warao en las calles. El deporte es vida, es un ejemplo para nuestros hijos ”, concluyó.
La propuesta de la Fraternidad – Humanitaria(FFHI) con el Comité de Deportes es ampliar estas actividades en futuros eventos de intercambio que aporten una mayor integración con la comunidad local.
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