Los E’ñepa vienen de una montaña donde también surge el río Cuchivero, ubicado en la región norte de Venezuela, de la selva amazónica. Un día, esta montaña se abrió y de allí salieron, los E’ñepas, y también los ‘criollos’, como se llama a los descendientes latinoamericanos de europeos, mestizos, en Venezuela.

«De E’ñepas, salieron solo dos, nada más, por eso somos pocos E’ñepas. Pero todos los criollos se fueron ”, dice Alberto al explicar el mito del origen étnico: conocimiento transmitido por un anciano de su país, muy lejos de allí. Hoy, los E’ñepa, también conocidos en el mundo científico como Panare, corresponde a tres a cuatro mil individuos.

Alberto es parte del grupo de unos 30 indígenas del grupo étnico que viajaron casi mil kilómetros desde el norte de Venezuela hasta el estado de Roraima, en Brasil.

Junto con los Warao, fueron recibidos y acogidos en el refugio Pintolândia, en Boa Vista, por la Operación Acogida del Gobierno Federal, que comenzó en marzo de 2018. Desde la apertura de los refugios en la ciudad de Boa Vista y en el municipio de Pacaraima, a los inmigrantes se los alberga y se brinda alojamiento, tres comidas diarias, baños, lavandería, atención médica y seguridad.

Este refugio lo mantiene la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional (FFHI ) con el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Los Eñepas comparten viviendas con unos 500 refugiados Warao y otros venezolanos.

Mismo idioma, nuevas tierras

«No podemos conseguir madera para hacer un arco para flechas río arriba

No conseguimos Río abajo sí lo conseguimos

Los chicos se bañaban en la playa

 Nosotros, los ‘E’ñepa, no tenemos cómo trabajar»

Estos son versos traducidos de una canción entonada en el idioma Panare, un idioma étnico. Pocos hablan español.

Preservan la cultura originaria, pero esta no es la primera vez que se trasladan. Durante siglos, al esparcirse por las regiones del Orinoco y el Amazonas en Venezuela, ocupando espacios de extintas étnica, fueron expulsados ​​de las tierras por la presión de los ganaderos o mineros. En Venezuela, no hay demarcación de tierras indígenas.

Las comunidades que permanecieron en el bosque sobreviven por la agricultura, la pesca y la caza de subsistencia, pero muchas fueron a ciudades como Bolívar y Caiçara y se ganan la vida vendiendo artesanías en las ciudades a los criollos, con quienes tienen relaciones estrictamente comerciales. Se sabe que resisten los matrimonios mixtos.

Con la crisis venezolana, desde 2014 ya no pueden vender más las artesanías. En una situación vulnerable, están en el grupo que es el primero en sufrir las consecuencias de la crisis política, social y económica en el país vecino.

Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) contabilizan más de 100 muertes indígenas en las regiones del Delta del Orinoco y Amazonas. La mayoría son miembros de comunidades indígenas como los Warao y Ianomâmi.

Con perseverancia y celo, los E’ñepas del refugio Pintolândia utilizan semillas en la fabricación de collares y pulseras, tallan diseños y pintan las maderas tratadas con las que elaboran arcos y flechas decorativos.

A partir de fibras de árboles y palmeras, como el tirite , en Venezuela, también fabricaban cestos, redes y diversas artesanías, pero no encontraron la materia prima en Brasil.

Son silenciosos, pacíficos y buscan mantener sus tradiciones y esencia: desde las ropas coloridas hasta las festividades, como la que marca la iniciación de los niños en la vida adulta, de diez a doce años, cuando reciben un nuevo nombre. «La Fraternidade Humanitaria (FFHI) administra el refugio que brinda acceso a los servicios y trabaja en la inserción educativa de niños, jóvenes y adultos con capacitaciones y cursos en sus idiomas nativos y portugués», explica Imer, un misionero de la organización.

Amenazas y pautas

E’ñepas, gente indígena

Tras los relatos de xenofobia y amenazas denunciados por los pueblos  indígenas en Roraima, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzó, en junio  de 2019, el documento ‘Aspectos jurídicos de la atención a los migrantes indígenas de Venezuela a Brasil’, que presenta 35 recomendaciones  para la protección legal de los migrantes indígenas llegados de Venezuela, considerando tres ejes: derechos universales, de los migrantes y específicos de los pueblos indígenas, garantizados constitucionalmente y en instrumentos   internacionales.