Filmado en Roraima, en la Misión organizada por la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), el presente audiovisual es simple y fuerte, como lo es la experiencia de los que están presentes en esta crisis humanitaria, ya sean refugiados o misioneros.

Los registros de rostros, sonrisas, abrazos y momentos vividos allí, absorbidos por la fotógrafa misionera Celita Schneider, fueron impresos, literalmente, impresos en papel, simbólica y efectivamente, vivificando el valor de cada ser humano.

Hay una frase eternizada en el medio fotográfico: «fotografiar a una persona es afirmar que ella nos interesa», y esto es precisamente lo que Celita, con su delicado trabajo, demostró a cada uno de los refugiados que alcanzó a través de sus lentes. El retrato revelado y entregado a cada uno de ellos repercutió, por lo que se puede ver en sus caras, por lo que la propia fotógrafa dice al comienzo del video: «la fotografía toma un valor de alma».

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