El día 5 de septiembre fue instituido como el Día Internacional de la Caridad por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para coincidir con el aniversario de la muerte de Madre Teresa de Calcuta, quien dedicó su vida enteramente al auxilio de los más necesitados.

La fecha fue creada para incentivar y reconocer el trabajo de las instituciones, gobiernos y personas que practican la caridad y alivian las crisis humanitarias y el sufrimiento humano.

La Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional  (FFHI) viene actuando desde 2011 en misiones humanitarias, con el propósito de sembrar amor y paz en la humanidad, prestando auxilio a los más necesitados.

En la enseñanza transmitida por su fundador, José Trigueirinho, se dice que «la caridad es parte de la naturaleza de la Consciencia Única y para experimentarla precisamos estar buscando a Dios».

Precisamente al llevar a la práctica esa enseñanza, las misioneras de la Fraternidade – Humanitaria (FFHI) consiguen experimentar la caridad en sus actuaciones en las diferentes misiones por el mundo, como atestiguan sus relatos.

ANGÉLICA – Desafío, Transformación, Alegría, Gratitud

Missionárias da Fraternidade- Humanitária (FMHI)

Angélica 

Después de participar de Misiones Actividades misioneras en Argentina y en Carmo da Cachoeira, en 2017, Angélica estuvo, en dos períodos diferentes en la Misión Grecia.

Trabajando con las Misioneras de la Caridad en Grecia, los desafíos se fueron superando mediante la realización de numerosas tareas, de organización y entrega de donaciones a los migrantes, colaborando en la cocina, en la limpieza. «Sentí el gran desafío de poder comprender lo que estaba viviendo aquel pueblo; poder ayudar a aquellas personas fue una experiencia muy intensa». Recuerda.

En Roraima, posteriormente, trabajó en varias tareas. Actualmente Angélica está como gerente regional en el Alojamiento de Tránsito en Manaus. «Las experiencias son diversas. Hay momentos muy difíciles, pues tenemos que enfrentar situaciones de gran dolor con las personas, pero lo fundamental es la confianza de estar haciendo la tarea, que estamos pudiendo sustentar ese difícil período en una misión
permanente y de largo alcance».

Angélica expresa alegría y gratitud por poder servir: «Estar en esta tarea me llena de alegría, porque siento internamente que me corresponde, que fluye y eso me llena de gratitud. Agradezco mucho esta posibilidad de pasar por tantas transformaciones».

MARIA ALIDA – Confirmación interna, Aprendizaje, Hacer siempre lo mejor, Amor Verdadero

Missionárias da Fraternidade- Humanitária (FMHI)

Maria Alida – Proyecto de Arte-Educación

En 2018, Maria Alida empezó a participar de algunas Vivencias Misioneras; antes de eso solo había oído hablar de las tareas de los misioneros, visto algunas fotos, pero recuerda: «solo la palabra ‘misionera’ ya provocaba moverse algo en mi interior»

En julio de 2019, cuando llegó por primera vez a la Misión Roraima, tuvo una confirmación: «Sentí que había encontrado mi lugar en el mundo. Fue ese sentir profundo, de corazón, que cambió mi vida; por primera vez sentí que estaba en el lugar correcto».

Independientemente de la tarea que tenga por delante, la postura de Maria Alida es siempre la misma, todos los días: «Lo que aprendí y que sigo aprendiendo es a no tener expectativas; solo me conecto a mi ángel de la guarda y a Dios pidiendo ayuda para que pueda dar lo mejor de mi cada día».

«En verdad, es con los refugiados que aprendo sobre caridad y solidaridad, porque son muy fraternos y solidarios, unos con los otros y con todos», relata ella emocionada.

Todavía sobre aprendizaje, Maria Alida explica: «Siento y vivo como una oportunidad que el Universo me está dando para aprender a amar, porque en realidad no sabía amar, no de la forma en que lo experimento con los hermanos indígenas. Nunca en mi vida había sentido un amor tan fuerte en el centro de mi pecho».

Para ella es memorable la experiencia «de sentir ese amor profundo y también la felicidad, así, plena de corazón, de que no hay otra cosa que hacer en el mundo».

Y aprendiendo también a valorizar la vida, describe consternada una de las escenas más difíciles que presenció: «Yo estaba en Pacaraima, la frontera estaba abierta, y fue como un milagro de Dios que un hermano de edad muy avanzada hubiera conseguido llegar al refugio. Estaba tan desnutrido y deshidratado que tuvieron que llevarlo en brazos, como si fuese un niño».

PRISCILA- Servicio Abnegado, Dar y Recibir, Entrega de Sí, Simplicidad en acción

Missionárias da Fraternidade- Humanitária (FMHI)

Priscila – Misión Colombia Humanitaria (2018)

«El servicio se encuentra allí donde estemos, la necesidad está en todo lugar.» Estas son palabras de Priscila, que residiendo en la Comunidad-Luz Figueira desde 2013, participó en enero de 2019 de su primera misión. Priscila añade: «la necesidad se presenta y nos ponemos a servir de forma abnegada».

Delante de las situaciones que enfrentan los más necesitados, Priscila aclara que «trabajar en una misión con personas mas necesitadas no es simplemente dar; en realidad es un intercambio, un dar y recibir».

La manifestación de la caridad está, para ella, en la entrega de sí misma: «es salir de nosotros mismos, de nuestras voluntades, de nuestros deseos, y realmente suplir la necesidad del otro».

Y sobre ayudar a los compañeros ella dice: «A veces está todo el mundo cansado, pero tú ves que hay alguien que lo está más, entonces vas a ayudar para que él se pueda renovar. Eso es solidaridad: contribuir de alguna forma, siempre.»

Priscila se acuerda de algo bastante simple que ocurrió en la Misión Colombia, en 2019: en una actividad de artesanía había un señor que se quedaba siempre fuera; ella decidió aproximarse, viendo que él era ciego; aún así lo invitó a participar en la actividad. Él aceptó y acabó consiguiendo  hacer una pieza, él solo, una pulsera, lo que le hizo muy feliz. «Él solo precisaba de un estímulo, de sentirse valorado. Solidaridad y caridad para mi son cosas simples, ellas actúan en la simplicidad».

Todos esos relatos, a veces delicados, a veces fuertes, confirman aquello que está en la enseñanza de Trigueirinho: «La caridad es como una energía que se extiende por el interior del ser, llenándolo de paz, bendice su estado inmaculado y esencial, restablece su equilibrio perdido, reanima el alma, reaviva valores, lo exime de culpas y le abre nuevas puertas».

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