Comunidades-Luz y Agrofloresta: sembrando nuevas patrones de conducta para la relación del ser humano con la naturaleza

El 17 de junio se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, establecido por la ONU en 1994 con el propósito de generar consciencia en la humanidad sobre los efectos, ya entonces, de la extracción depredadora de los recursos naturales del planeta. Tema de creciente actualidad en un mundo donde la crisis climática es una realidad incontestable y avasalladora, sus consecuencias se despliegan en los más diversos problemas ambientales, como la deforestación, la contaminación del aire, del agua, de los océanos, de los ecosistemas, la pérdida de la  biodiversidad de la fauna y la flora, la extracción abusiva de recursos minerales, el envenenamiento del suelo y de los alimentos por agroquímicos, el tema de la desertificación y la sequía es un acorde más de una sinfonía discordante y inarmónica interpretada por la especie humana.

El proceso de desertificación se caracteriza por la pérdida de la capacidad de renovación biológica de un ecosistema, ya sea como consecuencia de la acción humana o de variaciones climáticas (la mayoría de las veces provocadas por la acción humana). Se trata de un problema que afecta al menos a una quinta parte de la población mundial, en más de un centenar de países, y tiene inmensas repercusiones. El agua, elemento esencial para la perpetuación de la vida, desempeña un papel fundamental en la preservación y expansión de la biodiversidad, y su escasez transforma los espacios en territorios hostiles para la mayoría de los seres vivos.

A contracorriente de esta caótica situación global, ha salido a la luz una forma alternativa de ocupación del medio ambiente y de producción agrícola que funciona como una especie de anticuerpo en un organismo planetario enfermo. Conocida popularmente como «agrofloresta», esta metodología de interacción e integración con la naturaleza va en dirección opuesta a la desertificación y la sequía, promoviendo la complejidad de la vida mediante el enriquecimiento de la biodiversidad mineral, vegetal y animal. Al restaurar patrones arquetípicos que se remontan a fases anteriores a la ocupación humana moderna de los espacios, los sistemas agroforestales pueden alcanzar grados de complejidad tan profundos que son capaces de restablecer toda la cadena trófica del reino animal, llegando incluso a las especies pico del ecosistema en cuestión. Además, el desarrollo de grandes bosques puede hacer resurgir ojos de agua que se habían agotado a lo largo de las eras de maltrato humano, y el agua vuelve a brotar de la tierra, y junto con el agua vuelve a brotar la vida de la Tierra.

Comunidade-Luz Figueira

Imbuidas del espíritu de trabajar a favor de la vida y servir al propósito de preservar el medio ambiente, las comunidades-luz, afiliadas a la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI ), adoptaron la agrofloresta como principal forma de manejo agrícola, en áreas complementarias a las de preservación permanente. El impulso inicial se dio en la comunidad-madre, la Comunidad-Luz Figueira, localizada en el sur de Minas Gerais, en una región de transición entre la Mata Atlántica y el Cerrado. Desde 2014, las áreas que se destinaban a la siembra extensiva orgánica y rotativa han dado paso gradualmente a sistemas agroforestales. El trabajo que ya se realizaba de forma muy consciente en el ciclo anterior, con el objetivo de recuperar una tierra agotada por el monocultivo de café y potenciar el suelo de forma natural, ha ganado mucha más fuerza con la implantación de la agrofloresta y viene mostrando resultados cada vez más expresivos, tanto en términos de producción como de recuperación del bioma original.

La Comunidad-Luz Fraternidad Aurora, ubicada en el corazón de la pampa uruguaya, en el noroeste del país, viene trabajando de la misma forma. El riguroso clima uruguayo -en el que los extremos se manifiestan tanto en invierno, con heladas intensas y temperaturas negativas, como en verano, cuando la temperatura supera fácilmente los 40 grados- hace que la misión de la producción agrícola sea, cuando menos, desafiante. Ello no impide que, temporada tras temporada, las labores de plantación en la comunidad se lleven a cabo con tesón y determinación, y que los sistemas agroforestales también den sus pasos al ritmo que la naturaleza les permite.

Siguiendo una línea paralela hacia el oeste, la Comunidad-Luz de la Hermandad se encuentra en las sierras de la provincia argentina de Córdoba. Además del frío extremo en invierno y los largos y frecuentes periodos de sequía, otro de los grandes retos de la producción agrícola en esta región es la fauna salvaje, que encuentra abundante alimento en los sistemas agroforestales de la Comunidad en medio de ciclos de escasez en todo el entorno. Buscando soluciones creativas para la coexistencia pacífica y armoniosa con la diversa fauna, la Comunidad-Luz sigue ampliando su trabajo con la agrofloresta.

Volviendo a Brasil, en las montañas de Teresópolis, Río de Janeiro, se encuentra la Comunidad-Luz Nova Terra. A lo largo de sus más de 20 años, el foco principal del trabajo ambiental de la Comunidad siempre fue el rescate del reino animal, así como la preservación de áreas considerables en medio de una región de intensa actividad hortícola convencional. También receptiva al impulso de la comunidad-madre, la Comunidad-Luz Nova Terra viene implantando sus sistemas agroforestales con gran éxito, apoyada en las condiciones favorables de la región.

Y la más joven de las Comunidades-Luz, fundada en 2021, Flor do Sagrado Tepui de Roraima, localizada en la región rural muy próxima a Boa Vista, aún está en la fase de las primeras construcciones civiles para recibir a sus residentes, pero el primer sistema agroforestal ya fue implantado. En esta región el clima también es un desafío, con un calor intenso y un largo período de sequía durante el año, pero aun así la agrofloresta empieza a surgir en un suelo bastante empobrecido y ya está dando sus primeros frutos.

El trabajo local realizado por las comunidades-luz, a pesar de su eficiencia, no tiene un impacto directo en la reversión de tierras en proceso avanzado de desertificación, como en regiones del Nordeste brasileño, por ejemplo. No obstante sí es un trabajo realizado mucho más a nivel de consciencia, sembrando nuevas pautas de comportamiento para la relación de los seres humanos con la naturaleza, ofreciendo a sus visitantes la posibilidad de tomar contacto con un modo de vida sostenible para todo el planeta, y mostrando en la práctica que es posible vivir de forma equilibrada y en armonía con toda la Vida. Para que se produzca una transformación real y profunda en la superficie del planeta, es necesario que empiece en las consciencias.

Comunidade-Luz Flor do Sagrado Tepui de Roraima