Muchas veces, cuando uno siente el impulso de experimentar la vida comunitaria, nuevos padrones de vida como el desapego y la entrega, uno de los pensamientos que se cruzan por la mente es: ¿y mi familia? ¿que será de ellos?

 Si bien cada ser tiene una coyuntura familiar diferente, podemos afirmar que cuando el miembro de una familia da un paso hacia Dios, todos lo dan en algún nivel.

Comunidade-Luz da Irmandade

Lucía, miembro residente de la Comunidad-Luz de la Hermandad, en Córdoba, Argentina, comparte su experiencia: “Cuando yo y mi hermano sentimos el impulso muy fuerte de experimentar la vida Comunitaria, al principio no fue fácil para el resto de mi familia. Era un salto a lo desconocido. Pero con el tiempo, a medida que íbamos dando pasos en la consagración, ellos comenzaron a sentir que en lugar de que la familia disminuía, al contrario, se iba ampliando ya que comenzaron a experimentar la hermandad con todos, no solo con los miembros familiares sanguíneos. Mis padres comenzaron a colaborar más profundamente con la Obra y ahora son miembros bien activos de la Red-Luz y de la Asociación María. Mi hermano es fray de la Orden Gracia Misericordia y mi hermana vive en este momento junto conmigo en la Comunidad.”

En las Comunidades-Luz tratar el prójimo de “hermano” es todo un escuela de relacionamiento con el otro como parte de uno, como consciencia que viene de la misma Fuente. El poder comprender lo que el otro vive o aceptar otras formas de llevar adelante el propio camino espiritual lleva a una apertura de consciencia, a trabajar en uno mismo aquello que vemos de errado en el otro y a valorizar sus talentos ofertados para llevar adelante la Obra de Dios.

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 En unas de sus conferencias, Triguieirinho nos instruía:

“Si usted entra en una actitud de colaboración con el Plan Evolutivo, de colaboración con la Ley kármica por ejemplo, para amenizar todo eso, ahí usted comienza a encontrar seres con la misma tendencia y ahí va percibiendo que existe una familia espiritual, que existe una familia Mayor, que existe una familia que no es un compromiso formal, ni un compromiso personal. Usted siente que son energías que combinan y que deben quedar reunidas… usted va descubriendo otra familia que llamamos, para que las mentes comprendan mejor, de Familia Universal.”

 La experiencia diaria de una familia es un punto de partida para poder trabajar la tolerancia, el amor y la unión con los más próximos para luego poder ampliar esos atributos a todos los ámbitos donde uno vive.

 Ante tanta falta de hermandad entre los seres, en este día dedicado a la familias, que podamos ofertar el amor que sentimos por cada uno de los miembros de nuestra familia, tanto física como espiritual, para que ese amor fluya en los corazones de los hombres que viven la desigualdad y el conflicto permanente. En reverencia, que podamos agradecer a Dios por cada “hermano” que coloca en nuestro camino para aprender cada día más.

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