«El camino que debeis seguir no está afuera, sino dentro de vosotros» (Trigueirinho)
Grupo Juventud por la Paz de BH
Mochilas en las espaldas, ropas y calzados adecuados para caminar, boinas o sombreros para protegerse del sol, júbilo y disposición para vivenciar la jornada rumbo al Cañon de las Banderitas.
El 30 de junio de 2018 el grupo Juventud por la Paz de Belo Horizonte (MG) emprendió una expedición al Parque Nacional de la Sierra del Cipó, localizado en la parte sur de la Sierra del Espinazo, importante divisor de dos grandes vertientes hidrográficas brasileras: la del San Francisco y la del Río Dulce. «La experiencia de la expedición fue muy enriquecedora: colaboró a fortalecer los lazos entre los miembros del grupo y también a la integración grupal con la naturaleza», declaró Daniel Dâmaso.
Camino interno
Camino en el Parque Nacional de Sierra del Cipó
El Parque Nacional de la Sierra del Cipó es una unidad de preservación ambiental protegida por ley y, dentro de ese espíritu, el grupo de jóvenes ingresó en la sierra con la actitud reverente de estar pisando un suelo sagrado. Como orientó Fray Thomas, monje de la Orden Gracia Misericordia: «Caminaremos buscando el alineamiento interno, el espíritu fraterno junto al hermano que camina al lado, la alegría y la gratitud de estar en un espacio de naturaleza bella y preservada, donde hace su morada lo divino».
La peregrinación comprendía 24 km (de ida y vuelta), teniendo como destino el lugar conocido como Cañon de las Banderitas. La distancia no intimidó a Cristina Santana, participante de la expedición y madre de uno de los jóvenes: «Fui a la caminata con coraje y determinación, como si fuese al camino de mi vida. En ningún momento, el hecho de ser relativamente sedentaria y de estar yendo con personas mucho más jóvenes me hizo dudar».
Travesía del río
El río en el medio del camino
El camino, relativamente largo pero plano, estaba repleto de magníficos paisajes naturales, bellísimas especies vegetales y montañas en el horizonte. Durante el trayecto había un río de poca profundidad, que el grupo atravesó. Ese episodio de la travesía del río llamó la atención de Daniel por su simbolismo: «La experiencia de cruzar un río de agua corriente, sacarse los zapatos, pisar piedras y atravesar….Allí uno tiene que ejercitar el coraje, la confianza y la independencia. Muchos peregrinos tuvieron que pedir ayuda, otros consiguieron atravesar solos, algunos se entregaron al río, acostándose en las piedras y dejando correr el agua sobre sí».
Corazón de la Sierra
Grupo en el Cañón de las Banderitas
Al llegar al Cañón de las Banderitas, los peregrinos apreciaron el lugar, alternando momentos de contemplación, interiorización, confraternización y compartición del alimento. Antes del retorno, todo el grupo se reunió sobre las piedras para celebrar la comunión con la naturaleza con una ofrenda orante. Se leyó en voz alta el principio orientador de la expedición: «Un joven de la Paz es como un guardián de los Reinos de la Naturaleza. Consigue sentir en sí mismo la expresión de cada Reino y, haciéndolo parte de sí, el joven de la paz puede sentir el sufrimiento del planeta, de la Madre Tierra, y hace lo imposible para aliviarlo». En seguida, se repitió por 72 veces la «Oración por los Reinos del Planeta, irradiando un pedido de perdón por todos los desequilibrios generados por la humanidad de superficie para con la naturaleza.
«Durante la sintonía en el Cañón de las Banderitas, la sensación era de que nuestra unión con la naturaleza allí presente se encontraba en su ápice. Nuestro corazón expandido se unió al corazón de la Sierra en un solo latido», expresó Alessandra Pardini.
El regreso pareció más largo que la ida, pero la alegría que surgió de la superación y del contacto curador con los elementos de la naturaleza era perceptible en los semblantes de todos los participantes. Bruno Costa finalizó con un testimonio respecto de la experiencia de la peregrinación: «Aprendí lo que es compartir desafíos. Superé mi propio ser y me emociono al hablar de nuestro grupo, ¡porque son seres en el camino de la luz!
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