Representantes del Sector de Entrenamiento y Desarrollo (T&D) y del equipo de Educación en Emergencia de la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI) hicieron una presentación sobre su rol en la respuesta humanitaria a la crisis venezolana en Roraima y Colombia, durante el curso de Educación, Cooperación y Global Sur: Calidad y Cooperación al Desarrollo en el área de la Educación. El curso, realizado el 22 de enero, vía online, fue organizado por el Centro para la Cooperación Internacional, Formación y Desarrollo (CCIFD) y por la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad de Porto, Portugal.

Por invitación del profesor Júlio Santos, uno de los formadores del curso, Fátima Cavalcante y Anderson Santiago presentaron un resumen del trabajo realizado por la Fraternidade- Humanitaria (FFHI) sobre todo su actuación  en el ámbito de la educación y de la formación en el contexto del desplazamiento forzado: las lecciones, reflexiones, aprendizajes y desafíos con los que se enfrentan para organizar respuestas educativas, tanto a nivel formal como no formal.

 ¿Por qué utilizar la educación en Respuesta Humanitaria?

Anderson Santiago, coordinador de la Secretaría de la Sede de la Fraternidad – Humanitaria (FFHI) y Punto Focal Brasil de la Red INEE (Red Interinstitucional para la Educación en Situaciones de Emergencia) sirvió durante 2 años (2018-2019) en la Misión Humanitaria Roraima, y​​contribuyó a la implementación del proyecto de Educación  Artística en Emergencias, llamado ‘El Bien Común’. Anderson explica la importancia de trabajar en educación en el contexto de la emergencia humanitaria, ya que los niños y jóvenes constituyen alrededor del 50% de la población de refugiados y migrantes, y son los más vulnerables dentro de un grupo de personas que ya se encuentran en  condición de vulnerabilidad.“Están en plena etapa de desarrollo y tener que atravesar situaciones de catástrofes y emergencias, tener que salir de sus países de origen, puede generar desórdenes y traumas, que de no ser , pueden generar una herida que lleven a lo largo de la vida ; por eso la Fraternidad – Humanitaria (FFHI) actúa de manera tan incisiva en la educación ”, agrega.

Geografía de la cooperación

Fátima Cavalcante, punto focal del Eje  Educación en Emergencia y coordinadora del Sector Educación de Fraternidad – Humanitaria (FFHI), destacó la importancia de trabajar en la construcción de redes de cooperación y fraternidad que abarquen de lo local a lo global y respondan prontamente a las necesidades que se presentan en la respuesta humanitaria, ya sea en Roraima, Colombia o en otras partes del mundo.

Las principales líneas de acción en el campo de la educación incluyen deportes y juegos, educación artística, música y expresión corporal, creación de huertas y espacios agroecológicos, promoviendo la educación ambiental.

Fátima destaca que, a partir de estas líneas de acción, se busca crear un entorno seguro y empático en el que los niños, adolescentes y jóvenes puedan expresarse y desarrollar la concentración, el razonamiento lógico, la paciencia, la disciplina, el respeto a las reglas y sobre todo la espíritu de equipo, aprendiendo a cuidar de los demás y de sí mismos.

«No hay fronteras entre nosotros, todos somos hermanos»

Educação em Emergência

Esta frase fue dicha por un grupo indígena brasileño del estado de Roraima al recibir refugiados indígenas venezolanos, y es citada por Fátima durante la presentación a los participantes del curso, ya que expresa claramente el deseo de unidad, integración y transformación que la Fraternidad – Humanitaria (FFHI) intenta implementar a través de sus proyectos educativos: “buscamos reconstruir vidas ofreciendo oportunidades efectivas”, concluye Fátima.

La portuguesa Mônica Vaz también presentó un relato de su trabajo en el contexto de la educación de emergencia durante el período en el que trabajó con el Servicio Jesuita a Migrantes y Refugiados en la República de Chad, un país del continente africano con un gran contingente de refugiados de países vecinos. y con una gran fragilidad socioeconómica: enfrentando pobreza crónica, clima severo, epidemias recurrentes, infraestructura deficiente y acceso limitado a servicios básicos.

Mônica Vaz habló sobre los desafíos en la implementación de los proyectos, las barreras culturales, religiosas, de género y las imposiciones políticas limitantes, pero que, sin embargo, lograron el éxito debido a la profunda resiliencia de los beneficiarios, agentes humanitarios y simpatizantes, como gobiernos extranjeros, organizaciones de la sociedad civil o personas físicas que creen en la construcción de un futuro mejor para toda la humanidad, sin distinción alguna.