Que la pandemia haya cambiado la forma en que nos relacionamos no es nada nuevo para nadie. Las familias con niños, en particular, se enfrentan a desafíos que las generaciones anteriores desconocen.

La necesidad de aislamiento social y la suspensión de las clases presenciales está provocando que los padres reinventen la rutina diaria y asuman nuevas tareas, mientras luchan por equilibrar el hogar y la vida familiar, el trabajo y otras actividades.

Por otro lado, la cuarentena está brindando nuevas oportunidades de convivencia entre familias y rescatando vínculos que, en muchos hogares, se vieron debilitados por la agitada y tecnológica posmodernidad. En este contexto, padres e hijos pueden reencontrarse y redescubrirse, enseñar y aprender, ejercitar el amor, la paciencia y el perdón.

Família Aline e Kevinson Comunidade-Luz Figueira

Família Aline e Kevinson Comunidade-Luz Figueira

Está claro que el encierro hace que todo sea más intenso. Los adultos deben lidiar con el miedo y la tensión derivados del coronavirus y un futuro incierto, resolver los problemas derivados de una crisis multisectorial, monitorear la educación escolar de los niños y entretenerlos en su tiempo libre, cuidar la salud de la familia, mantener los quehaceres domésticos al día, buscando nuevas formas de ocio  recortando las aristas que surgen con la convivencia prolongada.

En este proceso, es fundamental mantener la fe y la esperanza de que lleguen días mejores, ya que esto nos dará la paz necesaria para actuar con más sabiduría y discernimiento. Además, sabemos que, en el momento planetario actual, todos los acontecimientos se deben ver como formas de crecer en el amor incondicional, la trascendencia y la solidaridad.

Para conocer cómo las familias están pasando por la cuarentena, la Comunidad-Luz Figueira, afiliada a la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), conversó con cuatro madres, quienes informaron sobre los ajustes en sus rutinas, así como los desafíos y la lecciones aprendidas para el aislamiento social. Es importante señalar que uno de los puntos en común entre estas familias es la práctica de la oración como ejercicio diario.

Familia Talita e Rodrigo Comunidade-Luz Figueira

Familia Talita e Rodrigo Comunidade-Luz Figueira

Familia entrevistada:

  • Aline y Kevison, padres de Mariah, 7, y Noah, 10.
  • Marcela, madre de Abril, 5 años y Federico, 6 años.
  • Joana y Eric, padres de Isabela, de 9 años, y Gabriel, de 7 años.
  • Talita y Rodrigo, padres de Mahara, 2 años, y Noah, 4 años.

 

1. ¿Dónde vive su familia?

Aline: Mi familia y yo vivimos desde hace casi diez años en la ciudad de Carmo da Cachoeira, Minas Gerais, Brasil.

Marcela: Vivimos en la Comunidad-Luz Figueira, en la zona de Tierras de la Hermandad.

Joana: Mi esposo, mis hijos y yo vivimos en Carmo da Cachoeira. El contexto actual nos ha llevado a buscar cambios de vida. Tomamos la decisión de vivir en el campo para brindar más espacio a los niños y tener más vivencias en medio de la naturaleza. Sentimos que estar más cerca de la naturaleza se ha vuelto imprescindible.

Talita: Vivimos en la zona rural de Carmo da Cachoeira.

Familia Joana e Eric Comunidade-Luz Figueira

Familia Joana e Eric Comunidade-Luz Figueira

2. ¿Cómo está viviendo la cuarentena su familia? 

Aline: La cuarentena está siendo un momento para reinventarnos cada día. Siempre estamos aprendiendo la mejor manera de convivir, a pesar de los diversos desafíos que surgen.

Marcela: Bien, estamos atravesando este período con muchos desafíos superados y otros por superar, con alegría y fuerza de voluntad.

Joana: La cuarentena llegó de una manera inusual y lo más difícil fue lidiar con las restricciones impuestas por el nuevo contexto. Ciertamente, la cuarentena trajo muchos desafíos y, junto con ellos, muchos aprendizajes. Como familia, vamos juntos aprendiendo a lidiar con las emociones, adquiriendo nuevos recursos y tomando consciencia de los procesos internos. Siempre trato de ver el lado bueno y hermoso de las situaciones y transmitir esta visión a los niños. Estamos más unidos y continuamos en la fe y en la esperanza de tiempos mejores. Juntos, a diario emanamos luz para todo el planeta, todos los seres y todos los reinos.

Talita: Estamos, en la medida de lo posible, viviendo en armonía con los niños y con la naturaleza, ya que estamos lejos de la ciudad.

Família Marcela Comunidade-Luz Figueira

Família Marcela Comunidade-Luz Figueira

 3. ¿Cómo es la rutina de su familia durante la cuarentena? ¿Qué actividades ha estado realizando?

Aline: El ritmo siempre va cambiando, contemplando lo que cada uno puede ofrecer. Las tareas incluyen el cuidado de perros, gallinas y plantas, cultivo de la huerta, asistencia escolar, sintonías y oraciones, además de actividades realizadas solo por adultos.

Marcela: Por la mañana, al despertar, realizamos una oración para consagrar nuestro día a Jesús, la Virgen María y San José, desayunamos juntos y luego limpiamos y ordenamos las habitaciones, antes de iniciar la rutina de estudio. Luego, me dedico a las tareas del área. Mis hijos a veces me acompañan, a veces juegan e interactúan con la naturaleza.

Al mediodía, tenemos una oración grupal y, poco después, almorzamos con todos en el área. Participamos en la limpieza y organización de la cocina, hecha por todos, y nos dirigimos a los cuartos, donde los niños hacen sus actividades de forma más recogida. A las 14.30 comienzo mi tarea en la organización del ceremonial para orar la Coronilla a la Divina Misericordia y la Comunión, del que participan todos los del área, a las 15. Posteriormente, volvemos a dedicarnos a las tareas de la finca, que incluyen el cuidado del jardín, la preparación de algunos alimentos, la limpieza de los ambientes, la recolección de frutos, costura y tejido, estudios, música. A las 18 cenamos y luego siempre tenemos alguna actividad instructiva, como escuchar conferencias o las enseñanzas de los Mensajeros Divinos. Para terminar el día, decimos una oración grupal.

Joana: Considerando que la escuela era un espacio importante de convivencia, experiencias y aprendizaje vivos diarios de los niños, la suspensión de las clases trajo un vacío en la vida diaria de la familia. Fue necesario reinventar la rutina y abrir un espacio con hora marcada para las actividades escolares de los niños, asegurando el espacio de la escuela en casa. Ritmo con la hora del despertar, organización de los espacios de la casa, cuidado de los animales, preparación y desayuno con todos juntos. Para iniciar las actividades matinales con los niños, realizamos una sintonía: cánticos, versos y oraciones en el altar. Entonces, junto al padre, cuando está disponible, guiados por la rutina enviado por cada maestro que construye el camino de aprendizaje a ser transitado por el niño, somos puentes de acceso que acompañan, sostienen y marcan las referencias que indican el camino. Al final de la mañana, tiempo libre para los niños y la madre prepara el almuerzo. Las comidas se realizan todos  juntos y siempre tenemos un momento de oración. Por la tarde, mientras la madre se dedica a las tareas de la gestión de la escuela y de la casa, los niños tienen momentos de juego, lectura, cocina, artes manuales. Isabela, la hija mayor, encontró estímulo en las artes para expresarse, dedicando muchas de sus horas a pintar, dibujar, tejidos hilados y otros. Gabriel se dedica a los juegos: juegos de mesa, juegos de equitación, pelota, también le gusta cocinar y hacer manualidades. Al final del día, baño, cena, cuentacuentos, oración y hora de dormir alrededor de las 20.

Talita: Debido a que tenemos niños pequeños, nuestra rutina es simple. Desde que comenzó la cuarentena, los niños nunca fueron a la ciudad ni han estado en lugares con mucha gente. Siempre me quedo con ellos, mientras mi compañero hace los traslados necesarios. Cuando regresa, obedece todos los protocolos de higiene antes de ingresar a la casa y tener contacto con los niños.

Nuestra rutina fluye según el día. Al amanecer, los niños preguntan qué van a comer y luego comienzan a sugerir menús. Todo se va mezclando con los juegos y su mundo. En algún momento, me piden que juguemos juntos.

Un día se nos terminó la electricidad. Al anochecer, comenzamos a jugar, sentados en el sofá, que estábamos en una nave espacial, viajando por el espacio. En un momento, aterrizamos en un planeta y fuimos a buscar una caverna: era el dormitorio. Entonces, nos acurrucamos y dormimos muy temprano. Me he dado cuenta, más que nunca, de cómo nos imitan a su edad. Por tanto, nuestras actitudes son muy importantes. Al principio, cuando mi esposo regresaba de la ciudad, siempre necesitaba advertir a los niños que no podía acercarse a él antes de tomar una ducha, ya que lo veían y salían corriendo a saludarlo y abrazarlo. Entonces, un día, escuché a mi hijo decir, «no se acerca, mana». Fui a ver qué pasaba y me dijo, sentado en su triciclo: «Vengo de la ciudad y mana no puede acercarse».

A veces, nos organizamos todo el día para hacer algo especial. En esos días en que encendemos un fuego, salimos a buscar leña y palos y preparamos algo para hacer alrededor del fuego. Les gusta admirar todo el trabajo en el que participan y con lo que llenarán el día.

En este contexto planetario los niños nos traen, todo el tiempo, al momento presente. Es importante buscar el equilibrio del cuerpo, del alma y del espíritu y estar más conectados a la naturaleza paa que nosotros y nuestros hijos aprendamos a vivir de forma más simpe verdadera.

En alguna hora del día, también oramos y cantamos. Cada uno toma un instrumento y hacemos ¡una fiesta! Son pequeños momentos en los que intentamos hacer el día único y especial.  En medio las actividades rutinarias, siento que esos instantes hacen toda a diferencia para ellos y para mí.

Familia Joana e Eric Comunidade-Luz Figueira

Familia Joana e Eric Comunidade-Luz Figueira

4. Debido a la cuarentena, ¿qué desafíos enfrenta su familia?

Aline: Para los niños, ha sido un problema no tener tanto contacto con el resto de la familia y de los amigos. Para que todo se lleve a cabo de la mejor manera, los adultos deben asumir muchas tareas adicionales. Todos estamos en purificación y, como familia, nos hemos ayudado unos a otros, con paciencia y empatía, a superar este proceso.

Marcela: Llegué a la Comunidad-Luz Figueira poco antes de que comenzara la pandemia. Antes vivíamos en nuestra casa en Argentina. Además de la pandemia, el mayor desafío fue adaptarnos a una nueva forma de vida, que nos colocó en un ritmo diferente y nos llevó a convivir con nuevas personas, que ahora son nuestra familia. De ahí surgieron más dificultades diarias, relacionados con el desempeño de nuestras tareas.

Joana: La cuarentena trajo muchas pruebas. Para los niños, creo que la mayor es el aislamiento social y la falta de escuela, que les brindaba socialización y ricas experiencias de aprendizaje.

Para mí y mi esposo lo más difícil fue el aislamiento de la Comunidad-Luz Figueira, que brindaba importantes impulsos de conexión presenciales, a través de liturgias, y oportunidades de vivencias grupales, motivo por el cual nos mudamos a su proximidad.

Ante tantos desafíos, estar atentos a las necesidades de cada uno fue importante para tratar de encontrar formas y soluciones. Al principio me pareció fugaz, pero poco a poco se fue convirtiendo en la nueva realidad, fue cuando un sentimiento de soledad me invadió. La falta del trabajo en grupo, de las liturgias que daban sentido al propósito fueron una prueba de fe y constatar que el trabajo continuaba en lo invisible y la construcción del acceso al mundo espiritual tenía que construirse en mi interior, fue un paso importante. Fue necesario buscar fuerzas para sostener a la familia y la tarea de la escuela. Los niños también extrañaban inmensamente convivir con amigos. Para atender esta exigencia que iba entristeciendo el corazón de los más pequeños, nos fuimos abriendo a encuentros con unos amigos que son cuidadosos con los protocolos. A menudo se encuentran con sus primos y su abuela.

El patio se ha vuelto pequeño para las necesidades de movimiento de los niños. Entonces iniciamos un ritmo con los niños en el campo, plantando, caminando, visitando el arroyo, jugando al aire libre, etc. ¡El contacto con la naturaleza y sus elementos se volvieron esenciales para la restauración, la conexión con la vida y con Dios!

Talita: Nuestros mayores desafíos son mantener el equilibrio y buscar la creatividad para llenar la vida diaria de los niños, para que se mantengan emocional y mentalmente sanos. Además, estamos aprendiendo a aceptar la soledad y descubrir sus beneficios.

Familia Talita e Rodrigo Comunidade-Luz Figueira

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5. Como familia, ¿cuál fue la mejor experiencia de aprendizaje durante la cuarentena?

Aline: Hay un versículo de Eclesiastés 4:12 que expresa bien lo que estamos aprendiendo:

«Un hombre solo puede ser derrotado, pero dos logran defenderse.Un cordón de tres capas no se rompe fácilmente».

El cordel  (el poema) véase el comentario      “La Fuerza de la Unión”, de Bráulio Bessa, también transmite esta lección:

Un hombre sabio, ya viejo
con mirada vaga y distante
convocó a sus cuatro hijos
y habló por un momento:
allá, en el fondo del patio hay cuatro varas de palo
por favor vayan allá a buscar
e incluso sin entender
lo que el padre les mandó a hacer
respondieron: es para ahora
cuatro adultos para el mundo
para el padre, cuatro niños
recibiendo una lección
de aquella voz débil y mansa
cuatro hijos, cuatro varas
frente a frente, cara a cara
y el padre anciano ordenó:
que cada uno quiebre la suya
luego arrojaron a la calle los pedazos que sobraron
vayan a buscar cuatro varas más
dijo el viejo paciente
y dijo: sin embargo, ahora hagámoslo de otra manera
juntó las varas  en su mano, los ató con una cuerda
y dijo: pueden quebrarlas
pusieron fuerza, gimieron, pero entendieron
eso no serviría
y el anciano dijo: mis hijos
esta es mi herencia
no son autos importados
ni dinero en ahorros
Les dejo esta lección
caminar juntos
es nuestro mejor transporte
sigan la vida unidos
que jamás serán vencidos
porque juntos somos más fuertes.

Família Aline e Kevinson Comunidade-Luz Figueira

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Marcela: El mayor aprendizaje fue y sigue siendo que, más allá de cualquier situación, lo que realmente nos da la fuerza y ​​la voluntad para superar todos los desafíos es la unidad y el amor. La cuarentena nos pone ante situaciones ineludibles, que solo se pueden resolver con tolerancia y paciencia.

Joana: Mi esposo y yo sentimos que enfrentar los desafíos como oportunidades para aprender y mantener la fe han sido ejercicios muy importantes, que también sirven de ejemplo para los niños. Después de todo, ellos ven el mundo tal como se lo presentamos. La fe, la unidad y la esperanza han sido ingredientes esenciales en el contexto actual, así como la determinación de mantener los pies firmes en el propósito mayor.

Talita: El mayor aprendizaje que pudimos confirmar en este período es que lo que queremos y buscamos no está afuera, sino dentro de nosotros.

Família Marcela Comunidade-Luz Figueira

Família Marcela Comunidade-Luz Figueira