En los refugios se incentivan expresiones artísticas como pintura, música, artesanía, y otras más, entre los refugiados venezolanos.
Los refugiados venezolanos han encontrado apoyo no solo para las necesidades físicas, como alojamiento y alimentación, sino también para las necesidades emocionales e intelectuales, gracias al proyecto de arte-educación «El Bien Común» y otras actividades artísticas realizadas en refugios en el estado de Roraima, que son sostenidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y gestionados por la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional (FFHI).
El 15 de abril, cuando celebremos el Día Mundial del Arte, conoceremos este proyecto que utiliza todo el potencial artístico humano para transformar objetos descartables y paredes blancas en arte y en vida.
Proyecto de Arte-educación El Bien Común
En el refugio indígena de Pintolândia, los niños del grupo étnico E’ñepa participaron en un taller de iniciación musical con instrumentos de percusión.
“Nuestra intención fue posibilitar un momento de cobijo dinámico, en el que se pudiera ayudar a los niños trabajando con el sonido y el ritmo. Es una de las posibles estrategias de intervención educativa para enfrentar la brecha que pueden generar situaciones traumáticas como la migración forzada”, explica una de las facilitadoras del taller, la misionera de la Fraternidade – Humanitaria (FFHI), Hermana María , también coordinadora del proyecto.
Aula de canto com as crianças indígenas Warao e E’ñepa
Antes de las clases, se entonan cánticos en los idiomas de los grupos étnicos indígenas que viven en el refugio – Warao y E’ñepa – y también en portugués y español.
Los talleres artísticos, además de servir como recreación para los implicados, refuerzan la internalización de valores que favorecen la resiliencia y despiertan la esperanza ante posibles traumas derivados de la migración de un país en crisis.
«El arte ayuda a expresar contenidos que generan angustia, así como a promover su resignificación», explica la hermana María.
Algunas otras actividades que se desarrollan a diario en los refugios son: dibujos libres y temáticos, pinturas en acuarela y aguadas, construcción de mandalas, arte mural, carpintería con terminaciones artísticos y teatro.
Construcción con arte
Pero no es solo el proyecto El Bien Común que promueve el arte. En el refugio Tancredo Neves, los misioneros comenzaron una reforma de la sala que se utilizará para talleres de artesanías, costura y talleres de arte.
Personas mayores con experiencia en pintura y jóvenes sedientos de aprender y expresarse se unieron y construyeron un espacio para la creatividad.
Con 65 años de edad y pintor desde los 48 años, Antonio Rondón fue profesor de bellas artes, educación artística, pintura y dibujo técnico. Su mayor alegría, dice, es enseñar a los niños a aprender a pintar desde pequeños. Ahora, aún lejos de su país, continúa con su misión.
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- Antônio Rondon professor de artes plásticas na Venezuela
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- Antônio Rondon professor de artes plásticas na Venezuela
Durante las actividades, el ambiente de los refugios se llena con otras expresiones. Un joven con necesidades especiales, con brazos y piernas mutilados, se reveló como cantante.
Un anciano se acercó a una misionera que grabó las actividades con una cámara y le pidió una foto. Inmediatamente, todos en la sala pidieron fotografías y luego vieron sus imágenes retratadas. Cuando se le preguntó sobre la importancia de la fotografía para ellos, un joven respondió: «¡Es porque las personas son valiosas!»
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- O sr Jesus Salvador , que pediu para ser fotografado
Las botellas de plástico se pintan y se transforman en macetas. Las paredes blancas están llenas de soles, colinas, árboles y animales. Algunas pintan casas, otros cascadas realistas, y hay quienes pintan el mar en formas geométricas. Con sus subjetividades, inspiraciones y sus propias experiencias, ahora forman, juntos, sus propios hogares, llenos de imágenes de un mundo donde no hay nada más importante que la vida.
