En el Día Nacional del Libro hablaremos de la inédita traducción del Manual Esfera al portugués 

Manual Esfera

 

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El 29 de octubre se celebra el Día Nacional del Libro. El homenaje que se le rinde a este singular instrumento del saber humano está justificado: el libro, a pesar de la proliferación de tecnologías innovadoras y medios de apoyo para la captación, difusión y conservación de la palabra, sigue ocupando un lugar de honor en la historia de humanidad.

Para celebrar esta fecha traemos la historia del proceso de construcción de la traducción y de la publicación del Manual Esfera, un libro esencial, una referencia fundamental en la respuesta a las crisis humanitarias que acometen a la humanidad en derredor del planeta – ya sea en catástrofes ambientales, guerras, conflictos étnicos o crisis sociales y económicas.

Este Manual fue traducido por primera vez al portugués gracias al trabajo dedicado del equipo de Irdin Editora en asociación con la Fraternidad -Federación Humanitaria Internacional (FFHI), Punto Focal Esfera en Brasil, y estará disponible para su compra en formato físico o digital en el sitio web dela editora.

La importancia de traducir el Manual Esfera

En la salvaguarda y protección del derecho a la vida, el libro puede jugar un papel decisivo, por ejemplo el Manual Esfera, cuya versión en portugués está lanzando la Editorial Irdin.

Publicado originalmente en inglés, esta guía de orientación para la acción en emergencias humanitarias tiene ediciones en diferentes idiomas. La traducción al portugués, impulsada por iniciativa de la Federación -Fraternidad Humanitaria Internacional (FFHI) de acuerdo con el Movimiento Esfera, estaba siendo esperada principalmente en países del continente africano. Tendrá una repercusión importante en la respuesta humanitaria a las crisis desencadenadas por catástrofes ambientales, sociales y económicas o por conflictos, armados o no, en cualquier lugar del planeta donde los misioneros y agentes humanitarios de habla portuguesa estén llamados a actuar.

La pobreza, el hambre, las guerras y los desastres naturales o provocados por el hombre dejan a millones de personas en todo el mundo sin posibilidades de sobrevivir en sus lugares de origen, con secuelas físicas, psicológicas y espirituales que requieren atención y tratamiento.

El Manual Esfera es una de las referencias más consultadas para parametrizar acciones humanitarias según buenas prácticas que garanticen efectividad y calidad en la reconstrucción de vidas afectadas. Por lo tanto, la nueva versión portuguesa constituye un marco referencial para el perfeccionamiento del trabajo misionero en curso, y para la capacitación de nuevos misioneros, haciendo accesibles las directrices, principios y valores contenidos en el manual, a todos los involucrados en la respuesta humanitaria, superando las eventuales  barreras del lenguaje que pueda limitar su utilización integral.

La traducción al portugués, además de extender el alcance de esta obra a países y culturas que adoptan el idioma portugués, también inaugura una etapa importante en la trayectoria de la Fraternidad – Humanitaria (FFHI), como  Punto Focal Esfera en Brasil. Esto significa que FFHI asume el compromiso de promover el uso del Manual y a convertirse en un punto de convergencia para las personas y organizaciones que deseen implementar los lineamientos de Esfera en sus actividades de asistencia en situaciones de catástrofes y desastres.

En este sentido, la respuesta humanitaria de las agencias y órganos gubernamentales  brasileños, será incentivada a alinearse con protocolos internacionales probados y aprobados por más de veinte años de práctica especializada, en diversas áreas de prestación de ayuda humanitaria, mejorando la calidad técnica de las iniciativas para aliviar el sufrimiento humano.

Una experiencia única: el informe de una traductora

Todo el libro provoca algún tipo de experiencia, y la implicación con la traducción del Manual Esfera no podía ser diferente.

A primera vista, la tarea me pareció hercúlea, no solo por el volumen de la obra, el tecnicismo de su contenido, sino, sobre todo, por la inmensa responsabilidad de garantizar un resultado a la altura de los estándares de traducción establecidos por el Movimiento Esfera.

Sin embargo, estaba plenamente convencido de que los sentimientos de alegría y gratitud que impregnaron a todo el equipo encargado de la tarea eran motivación suficiente para asegurar un trabajo cuidadoso, meticuloso y preciso como lo es el propio Manual Esfera. Además, se tuvo la oportunidad de contribuir, aunque de manera indirecta, en la planificación de programas para mitigar la vulnerabilidad de las personas afectadas por crisis humanitarias.

Los desafíos que se presentaron fueron superados con paciencia, concentración y perseverancia, por la aspiración de hacer la mejor entrega posible de lo que sería capaz de hacer un intelecto y un corazón unidos.

Durante siete meses, el tiempo necesito ser dilatado, los compromisos familiares se redujeron al mínimo necesario y la tarea absorbió las energías físicas y sutiles. Los procesos y rutinas fueron hechos y rehechos  para que cada etapa se completara dentro del tiempo programado. La traducción de ciertos términos técnicos, que en un principio resultó ser adecuada, con la creciente apropiación del contenido del Manual, a menudo requirió ajustes para reflejar el texto original de manera fidedigna. En otras ocasiones, fue necesario contar con la ayuda de profesionales de la salud y la administración para comprender conceptos especializados que escapaban al traductor. Y hasta los últimos momentos antes del envío para la publicación, el texto se sometió a un minucioso escrutinio para eliminar posibles fallas.

La experiencia no se limitó solos a traducir términos, reglas y normas de procedimiento. Concluyó, con la licencia de todos los que participaron de esta oferta grupal -coordinadores de Editorial Irdin, traductores, correctores y diagramadores- y en la certeza de que compartimos la misma percepción, que en cada página dejamos traducido un profundo sentimiento colectivo de gratitud, de unidad y hermandad, por poder colaborar y ser parte de una institución dedicada a la exaltación y dignificación de la Vida, difundiendo la paz de manera abnegada.

Tradução Manual Esfera

La historia del libro: del papiro al libro electrónico

El surgimiento del libro se remonta a unos 4000 años, cuando los antiguos egipcios usaban hojas de palma para documentar hechos relevantes. Desarrollaron el papiro a partir del tallo de la planta del mismo nombre que, luego de un adecuado procesamiento, producía hojas, las cuales se unían unas a otras  en grandes rollos de hasta 20 metros de largo fijados a un tallo de madera. Se dice que en la biblioteca de Alejandría, fundada en el siglo III a. C., había entre quinientos y setecientos mil rollos de papiro con obras representativas de todos los ámbitos del pensamiento de la época.

En los primeros siglos de la era cristiana, el pergamino, hecho de piel de animales y, por lo tanto más resistente, sustituyó al papiro. Fue ampliamente utilizado en la antigüedad occidental; los rollos no contenían ilustraciones y los textos estaban hechos en columnas, sin división entre palabras. Este fue el material utilizado hasta el siglo XII, siendo los monasterios los principales productores de pergamino.

No solo el soporte sobre el que se producía la escritura sufrió cambios significativos, sino que también se produjo un cambio importante en el siglo II, dando lugar al libro en la forma en que lo conocemos hoy. En lugar del rollo de pergamino, se adoptaron códices hechos de hojas de pergamino cortadas y dobladas, unidas por costura en uno de los lados y resguardadas por una cubierta resistente. Originalmente, fueron utilizados por los griegos para recopilar las leyes y se consolidaron en el Imperio Romano cuando aparecieron las librerías y la figura del editor. El cambio de forma de los volúmenes facilitó el manejo, transporte, almacenamiento en las bibliotecas, así como el trabajo de traductores y copistas, ya que permitió numerar las páginas y comparar los distintos ejemplares de copias o traducciones de un mismo texto.

La innovación fue perfeccionada y difundida en la Edad Media por los monjes copistas, quienes llenaron bibliotecas enteras con rollos de pergaminos de textos clásicos de la cultura grecorromana y  de la tradición judeocristiana, ilustrados con exquisitas ilustraciones. La difusión de los códices estuvo estrechamente asociada con la expansión del cristianismo, tanto que los manuscritos bíblicos encontrados desde el siglo II están todos en códices.

Con el tiempo, se agregaron márgenes, índices, resúmenes, páginas en blanco a los libros y comenzó el uso del papel, inventado en China y traído a Occidente por los árabes.

A partir del siglo XII, los manuscritos abandonaron el ámbito religioso y circularon en bibliotecas y entre la nobleza, y el libro se convirtió en símbolo de prestigio e intelectualidad, popularizándose definitivamente con la invención de la imprenta con tipos móviles por Gutemberg en 1445. La técnica inauguraría una etapa revolucionaria en la historia del libro, abaratando el costo, acelerando la producción, favoreciendo su difusión y comercialización. El libro impreso más antiguo que se conoce es la Biblia.

Actualmente, se habla de un e-book (libro electrónico): una versión presentada en forma digital, comercializada y distribuida por Internet para ser leída en la pantalla del ordenador o en equipos específicos. Los entusiastas de la tecnología moderna destacan las ventajas de este formato.

La importancia del libro

El libro es una fuente de instrucción, de construcción de saberes, de transmisión de culturas y de la propia historia de las civilizaciones y de los pueblos. Nos coloca ante diferentes tradiciones y costumbres y permite que las experiencias se transmitan de generación en generación, sin las restricciones que imponen las fronteras físicas o lingüísticas. A través del libro entramos en contacto con las hazañas de nuestros ancestros, a las que de otro modo no sería posible acceder. Aprendemos sobre nuestro origen divino, sobre nuestros vínculos con lo incomprensible, y nos conectamos entre nosotros a través del intercambio de ideas.

Sin embargo, queda la cuestión de saber  si el buen y eficiente libro en papel, elaborado con materia prima generosamente donada por la naturaleza, al que los bibliófilos dedican fidelidad incondicional, un día cederá su nobleza y encanto a la seducción de la pantalla digital, o si convivirán ambas modalidades, cada una ofreciendo sus mejores características. Por el momento el libro de papel sigue sobreviviendo, atrayendo a sus leales defensores a las librerías, que se resisten a renunciar al placer de sorber el peculiar aroma de las páginas vírgenes de un nuevo libro.

El libro tiene la propiedad de vincular pasado, presente y futuro y, como si fuera un gran portal, desafía el tiempo y el espacio, recordándonos instantáneamente experiencias trascendentales. Como actividad individual y solitaria, que propicia la introspección y el silencio interior, nos permite escrutar los lugares más recónditos de nuestro ser, explorar aspectos misteriosos y olvidados en algún pliegue de existencias inmemoriales. Puede desempeñar el papel de un gran sanador, curando heridas, curando miedos e iluminando sombras, en un proceso catártico y proyectivo. Independientemente del tema abordado, un buen libro siempre ofrece algo para aprender, reflexionar, digerir y asimilar. Algo que permanecerá como parte de nuestro ser, reverberando a lo largo de la vida y sirviendo de sustrato para aprendizajes renovados.

Todo esto un libro es capaz de motivar. Y aún más. Al mismo tiempo que permite una inmersión interior, el libro nos abre los ojos al paisaje circundante, a las vicisitudes de las circunstancias abstractas, sociales, planetarias y cósmicas. Provoca el descubrimiento de nuevos universos, mucho más allá de nuestras propias limitaciones, y estimula el gusto por explorar ámbitos previamente desconocidos. Nos confronta con opiniones divergentes y nos anima a examinar las cuestiones desde el punto de vista del otro, forjando niveles de compasión cada vez más sólidos. En una palabra: el libro tiene el potencial de hacernos más humanos, más amorosos y compasivos.

El libro puede abarcar todo un universo y se configura en muchas categorías y géneros: existen libros de narrativas, cuentos, poesía, ficción, biografías, libros de texto (didácticos), libros espirituales, libros científicos, libros de viajes, de  recetas, de  autoayuda; enciclopedias, manuales, gramáticas. Libros para filosofar sobre la vida, para registrar la historia, catalogar palabras y educar a los niños. Existen libros que son sagrados, que conectan con la Verdad y las dimensiones sublimes. Los libros pueden contener cualquier área de conocimiento, están dirigidos a todos y cada uno y tienen el atributo de ser más o menos complejos, según la capacidad del lector para profundizar y adaptar el estudio a los límites de su propio entendimiento.