Una jornada pedagógica dinámica, profunda y viva marcó las 40 horas del Curso de Prácticas Agroecológicas, realizado en Carmo da Cachoeira durante la primera quincena de febrero. Impulsado por Casa Luz da Colina, el proyecto llegó a jóvenes y benefició a la escuela estatal de la ciudad con la implantación de un huerto desde su inicio.  

Apertura: Formando multiplicadores en las prácticas agroecológicas

Centrado en la juventud, el objetivo principal era formar multiplicadores en el desarrollo de prácticas agroecológicas y soluciones sostenibles, además de incentivar a líderes potenciales comprometidos con el futuro del planeta y con la transformación de su propio entorno. 

La motivación del proyecto surgió al identificar, en el municipio de Carmo, una parte considerable de jóvenes desmotivados y sin perspectivas de futuro, con escasas oportunidades de crecimiento y emancipación. En este sentido, la agroecología se presenta como una aliada de carácter social, económico y medioambiental. 

Ante este panorama, tres instituciones se unieron para sumar esfuerzos y hacer posible esta iniciativa: Casa Luz da Colina, afiliada a la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), SENAR MINAS y la Escuela Estatal Profesor Wanderley Ferreira de Rezende. 

O CURSO

Todo se desarrolló de forma intensiva entre el 10 y el 14 de febrero. El programa, cuidadosamente elaborado, abarcó teoría y práctica, suscitando ricas reflexiones y profundización.

Entre teoría y práctica, el conocimiento se fortalece

Las visitas técnicas tuvieron un papel importante en el aprendizaje vivencial y se realizaron en espacios de la Comunidad-Luz Figueira (Tierras del Sol y F2), en la propia Casa Luz de la Colina, en el barrio Godosão y en la finca de un pequeño productor rural participante del curso. Con ellas, el campo se convirtió en un clase para comprender la poda de formación, el abono verde, las líneas de agroforesta, la siembra directa de frijoles, el manejo y la fertilización de árboles frutales, estufas para frutillas, entre otros.  

Clase sobre frutales en las Tierras del Sol

Desde la preparación de insumos orgánicos hasta la implantación del huerto, lo que no faltó fue la disposición de poner «las manos en la masa».  Los alumnos aprendieron a preparar caldo bordalés y caldo de hojas de mamón como fuente de nutrientes para las plantas y como medio alternativo para el control de plagas y enfermedades. También se abrieron nuevos horizontes con los biofertilizantes de KNF (Agricultura Natural Coreana), que, obtenidos a partir de la fermentación combinada de ciertos ingredientes, funcionan como multiplicadores de la vida en el suelo. Se elaboraron dos tipos:

Preparación de fermentado de plátano con azúcar moreno
  1. Jugo de fruta fermentado, con banana madura y azúcar mascavo.
  2. Calcio soluble, con cáscaras de huevo tostadas y vinagre.

Todos ellos preparados de forma sostenible y sencilla 

El profesor Luís Francisco de Rosa Macedo, más conocido como Lico, instructor de SENAR responsable de la formación, presentó una didáctica abierta y receptiva, que propició ricos intercambios en el diverso grupo compuesto por educadores, jóvenes exalumnos de la escuela asociada, productores rurales, además de colaboradores de Casa Luz de la Colina y de la Comunidad Luz-Figueira. Algunos ya tenían más experiencia y participaban activamente en el proceso técnico-ambiental, otros no tanto. Pero, ya fuera por sus experiencias profesionales o personales, cada uno aportó su bagaje en forma de contribución. Según Lico, fue un encuentro sinérgico y gratificante. 

Diagnóstico, planificación e implementación 

Ana Luísa Castro, una de las organizadoras del proyecto, relata cómo se llevó a cabo el proceso de diagnóstico conjunto con la escuela: 

«Las rondas de conversación que realizamos con los alumnos de Enseñanza Media Técnica de Agronegocio fueron importantes para que pudieran reflexionar sobre estas prácticas agroecológicas y cómo podrían dar continuidad al huerto. Fue una forma de acercarlos a esta construcción, donde también contribuyeron y aportaron sus ideas. Realizamos el diagnóstico local a través de este diálogo con los alumnos y profesores, escuchando también a la directora y a las cocineras de la escuela, para que, a la hora de planificar, hubiera una mayor alineación con sus necesidades reales». 

Rueda de conversación con alumnos de secundaria

La Casa 1 (uno de los espacios de servicio de la Casa Luz de la Colina en la ciudad) fue el punto de encuentro para la elaboración de los planes a corto, medio y largo plazo, es decir, desde la implantación inicial del huerto hasta la unidad agroecológica de la escuela. Allí, con todos los elementos sobre la mesa, se dieron muchas definiciones, intercambios y reflexiones hasta la concepción final del proyecto. 

Reunión en la casa 1 para planificación

En el penúltimo día del curso, el huerto agroecológico finalmente comenzó a nacer y a transformar el espacio designado por la institución. El trabajo continuó durante la mañana del día siguiente hasta que se completaron todas las etapas:

Deshierbe y elevación de los parterres

–       desbroce;

–    medición del área;

–    levantamiento de 4 canteros;

–    abonado;

–    instalación del sistema de riego por goteo;

–    cobertura del suelo con paja;

–    apertura de los orificios para recibir las plántulas y

–    plantación. 

Los tres primeros canteros se destinaron al cultivo conjunto de hortalizas, especies aromáticas y medicinales: col; perejil; cebollino; lechuga lisa, rizada y morada; berenjena; pimiento; romero y albahaca. En el cuarto y último bancal, nos centramos en plantar Milpa (calabaza, maíz y frijoles) como experiencia de cultivo tradicional de los pueblos originarios de Mesoamérica (antiguamente habitada por diversas civilizaciones avanzadas como los mayas, los aztecas y los olmecas. Actualmente, corresponde a la región de México, Guatemala, El Salvador, Belice y Honduras). 

¡Huerto listo, primera etapa completada!

«El lunes 17 tuvimos un encuentro de presentación del huerto para unos 27 alumnos de segundo y tercer año, junto con los profesores de la escuela. Se mostraron muy abiertos a continuar con el proyecto, reconociendo la importancia de este espacio como un espacio de desarrollo para todos», cuenta Ana Luísa.

Presentación del huerto para los alumnos de la escuela

LO QUE QUEDÓ 

Aprender nuevas formas de trabajar la tierra y relacionarse con la naturaleza; comprender las necesidades de las plantas en las diferentes etapas de su vida; valorar el cultivo orgánico, sostenible y local; reconocerse como parte de la Vida Única que late en todo y en todos. Estos fueron algunos de los elementos presentes en este curso que formó a 10 multiplicadores en un campo rico y plural de conocimientos. 

Sin embargo, el principal logro fue cuando el grupo se sintió especialmente conectado y dispuesto a seguir juntos al servicio del mismo propósito: transformar el contexto en el que viven e impulsar a los jóvenes a hacerlo a través de la agroecología y de una relación más profunda con la naturaleza. Quedó claro que esta semana fue solo la semilla de algo más grande. 

Último día del curso

«El trabajo con los jóvenes siempre me marca mucho, y en este curso fue aún más. Ver ese tesoro interno que cada uno tiene, esa búsqueda genuina y sincera con otro ser; el mirar sinceramente al otro ser. Y el servicio de estar ahí dispuesta a atender ese tesoro fue lo que más me marcó». Natali, participante del curso. 

Cuando se le preguntó sobre el mensaje que le gustaría dejar a los jóvenes, Lico respondió: «La importancia del medio ambiente. ¡La importancia vital! No es algo que también sea importante. No. Es vital. ¡Se trata de la supervivencia!».