Cáncer 3: Enfermedad planetaria
Cura de la maldad humana

Vivimos hoy, como civilización y como planeta, tiempos de profundas transformaciones que nos afectan directa o indirectamente, en grados y formas diferentes. Por un lado, la humanidad, en su totalidad, se deja literalmente “encantar” por el progreso, por las modernidades, comodidades y por la oferta casi invasiva de nuevos bienes de consumo que la ciencia, la tecnología y la ganancia humana nos brindan cada día.

Por otro lado, se torna cada vez más diseminado el enorme y agudo desequilibrio que se va estableciendo fruto de ese comportamiento inmediatista, destructivo, egoísta y volcado hacia el consumo sin fin de los bienes y recursos planetarios. El triste resultado de todo eso se torna evidente en el gran cuadro de miseria física, moral y espiritual; de sufrimiento y opresión, de conflictos, crueldades y guerras diseminados por todo el continente. En fin, un denso y sombrío estado de caos se expande como una incontrolable epidemia, contagiando toda la consciencia humana y planetaria, realimentando con los más diversos miedos: de la muerte, del dolor, del sufrimiento, de la enfermedad, de sufrir pérdidas y de lo desconocido.

Así se perpetúa el ciclo de crueldad, de violencia y de enfermedad. Por eso la ciencia terrestre, a pesar de los intensos esfuerzos e investigaciones, no consigue dominar el cáncer, pues su cura no se da en el ámbito de la ciencia, sino de la consciencia.

Trigueirinho nos aclara nuevamente con un rayo de luz de su instrucción. Oiga la charla que figura al final de esta página, para profundizar el tema.

Y nuestro Padre e Instructor divino, San José, prosigue en su mensaje del 28 de octubre de 2016:

Siembren el amor en la consciencia humana, haciendo de la propia vida un jardín de paz, en el que las acciones fraternas son fecundas y generan esperanza para este mundo.

La paz debe ser un ejercicio permanente en sus consciencias. Deben hacer el ejercicio constante de pacificar, perdonar y reconciliarse. Corten por la raíz las guerras y los conflictos del mundo, comenzando por ustedes mismos. Sigan el ejemplo de Aquel que pacificó primero y que, siendo el Hijo de Dios, pleno de sabiduría y Gracia, renunció a Su Voluntad, a Su Parecer, a Su Majestad y a Su Poder y permaneció en silencio en la cruz de la redención de los pecados del mundo, para que todos tuvieran un camino, una verdad, un ejemplo de vida.

Acompañe la próxima semana la parte 4, que cerrará este pequeño Estudio sobre el Cáncer.

Texto: Fray Ameino
Audio: Charla con Trigueirinho
Audio completo de la charla en: www.irdin.org.br/acervo/detalhes/6011 (De 0’05” hasta 1’40”)
Informaciones complementarias en: www.irdin.org.br/acervo/detalhes/4491